POSTALES
I
Desierto de corazones
el cemento apilado y frío.
Ni una rama cobija al nido de calandria.
Sólo efímeras alabanzas.
Iluminó la brisa su canto,
se perdió sin puerto, sin rumbo.
Hacia el norte buscó el suyo.
A la sombra de los eucaliptos,
horizontes púrpura y azucenas.
II
Se conocieron en esos sitios
adonde van los interesados
y otros a llenar vacíos.
Sin darse cuenta café mediante
conversaron en un bar cualquiera.
El hombre regaló viejos boleros
para que vuelvan los años verdes.
Después, té de menta
y bollitos de coco frente a la chimenea.
Escucharon el disco y pegados
sin hablar se acunaron.
III
De color ceniza
se pintó el caserío.
La tarde se aroma con café
y detrás del vidrio
mira largo sin poder ver.
Alguien canta aquellas canciones
mientras arregla postales que alegran
una melancolía de baúles.