Mancha venenosa
“Aquí encerrado como preso VIP, miro por la ventana a los gorriones, se bañan, corretean, cantan, están alegres; podría envidiarlos, angustiarme, odiar este encierro que deprime, pero no. Me comparo y yo también puedo moverme y bañarme, aunque quizás no podría hacerlo. ¡Y la vida me parece hermosa! Puedo caminar de la cocina al living. Me alegro de verlos, escucharlos, y tal vez el infortunio me privara de ello, por eso digo que la vida es hermosa.
Llevo muchos días y vendrán más de confinamiento, pero me repito y repito: ¡la vida es hermosa!; porque si abandono estas paredes, el encierro será de madera y ya no pueda moverme, mirar, escuchar. Es así, que el balance de estos días, me anota una riqueza que debo valorar y disfrutar.
Concluyo que estoy en un palacio, una fortaleza, afuera camina por la calle un maligno embozado, se oculta entre la gente y juega a la mancha venenosa.”
Rubén Daniel Roude