La picada
Pedro lo miró desafiante mientras aceleraba su auto cuando esperaba la luz verde del semáforo.
El otro aceptó el reto y aceleraban y aceleraban hasta que el humo dee las cubiertas recalentadas no dejaban ver alrededor.
Al final de esa nube a Pedro, el premio se lo entregó un ángel y era un arpa dorada.