viernes, 10 de abril de 2009

Adiós

Adiós

Ella se dio un consuelo
igual que un caramelo
que se da al llanto de un niño.

En ese adiós claudicado
expiró en un piar:
gracias por haberme contenido
y los besos de gato que llevo.

El colgó el tubo en silencio
tañeron sus vértebras
en la capilla ardiente
del sueño muerto.