APROXIMACIÓN AL LIBRO “POEMARIO
CARTONERO”
de Rubén D. Roude.
Por la Prof.
Aurora Beatriz García
El mundo
representado:
Universo del
humo.
Para acercarnos,
para entrar en el universo poético del Poemario Cartonero, partiremos de
aquella idea de Juan José Saer:
“Un escrito
aumenta, para quien lo emprende, la proximidad de aquello que se dispone a
evocar. Escribir sobre algo es intimar con ello, precisando, no únicamente los
aspectos intelectuales del objeto, sino también, y sobre todo, los emocionales.
Es pasar un
momento intenso, como se dice más espeso que la vida, con el asunto que se
trata.”
La descripción
del paisaje urbano, cuyos actores son los cartoneros, se unifica en el eje
conceptual de la “dignidad”.
La “no
dignidad”, atraviesa el poemario desde los cuatro primeros versos:
“Rosalba pasea
en carroza
Heroína de los
cestos de la calle
Cenicienta de
nuestras cenizas
Cartonera en
sepia urbana.” Hasta los dos últimos versos, que operan como destino inexorable
de la triste vida asumida, como destino implacable de los cartoneros.
…”Por la cuneta
se van desperdicios de transeúntes y su vida”.
El poblado cuyo
nombre es “Olvido”, una villa ensombrecida por el humo, no puede, ni quiere
despertar por la miseria que la acorrala.
El poblado y sus
habitantes viven cautivos, socialmente de urnas y de la condena de la boleta
impuesta. La experiencia comunitaria ciudadana,
se remite a la compra de sus conciencias, con la promesa de algunas
pocas cosas que tal vez servirán para apenas mejorar su vida, pero nunca
servirán para cambiarla.
Todo es
resignación, el alcohol anestesia y da el coraje necesario, para soportar el
hambre y la falta de toda expectativa de vida.
En la niña la
crueldad llega al límite de la fatalidad, porque su ignorancia y su inocencia
mutilan su presente y su futuro de mujer.
“Ella en la
calle cortada
Aspira, se
inspira, expira
Ronda su
diversión
Se ofrece y
busca
Monedas para el viaje”.
El amor-no amor, será un aprendizaje brutal, salvaje, surgido de la bruma y del
humo intenso y borracho.
Seres sin
destino, envueltos en el humo terrible, asfixiante, tenebroso, encerrado y
paralizante. Personas sin libertad de elección, allí no es posible el amor.
“No sabrá que
amar
Es toreo de sol
y luna
Uno con el otro
obsequiarse.”
Víctimas de la
miseria, de la falta de oportunidades, del descuido social.
“Tiene sueños
que no vive
Se cobija en
retazos,
Abriga con
perros
Que tatúa
lunares”.
La falta del
ejercicio de derechos humanos, sesga lo más preciado en la vida de todo ser, el
derecho a la vida, a la vida digna. Postergado también el derecho a dar vida, a
emprender el desafío de la búsqueda y llegada de los hijos. Ellos son:
“frutos del alcohol”
“le duele el olvido
No los niños
La sostienen
Frutos a la
fuerza
Brutalidad
de borrachera”
El humo, la
cerrazón, los aromas, cubren como espesa neblina los hogares:
“Cerrazón de
olvido
Humo rancio
cubre el paisaje
Transparenta la
miseria
De la basura”
La cerrazón del
humo, no sólo es parte del paisaje, es al mismo
tiempo “cerrazón de olvido”, límite que separa el espacio de quienes pueden
vivir con dignidad y de los “Otros”, que se convierten en actores con “niños
sahumados que comen manjares en códigos vencidos”.
La cerrazón del
humo, tapa los ojos, ahoga el corazón y la conciencia de tanta gente que no
conoce o se niega a conocer .
Así también
aparece la responsabilidad de aquellos actores sociales que “preocupación de
campaña son : “olvido de estrados
De ciegos hacia
afuera”.
Cuál será la
carga más pesada?
La carga más
pesada no sólo son los cartones, ni los
inconvenientes climáticos, ni el tránsito, ni las enfermedades, ni el destrato
de los demás.
La carga más
pesada es la “miseria que lo acorrala”, la exclusión social, el no ser alguien,
la pérdida de su propia identidad, la falta de conciencia de sí mismo, la no
trascendencia.
“El humo rancio
del aire” debería ser la condena de la conciencia de quienes frente a cada elección prometen “cosas”, también de
todos los que critican a las víctimas de esta terrible situación social y el silencio estremecedor de toda la
sociedad. Sí. De todos y cada uno de nosotros.
“Decir que los
hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr
concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa”. Paulo Freire.
El autor y el
universo poético:
“Un poema comienza porque hay una poderosa
presencia que precisa ser imaginada como ausencia” Bloom Harold, “Cruce
poético, retórica y sicología”-1930. Publicado en H. Poetics of influence. Ed. J.Hollander, New Haven, Henry
R. Schwab 1988.
Esa poderosa
presencia llevan los sujetos poéticos en este universo de tanta fatalidad y
a la vez tanta
belleza, imaginado por el poeta.
“Rosalba pasea
en carroza
Heroína de los
cestos de la calle
Cenicienta de
nuestras cenizas
Cartonera en
sepia urbana.”
Ella habita un
poblado cuyo nombre es olvido, como dulce doncella anda maquillada pero su
destino trágico, indefectiblemente la lleva a vivir en la indecencia y la falta
de dignidad.
La ternura, la
inocencia, la frescura y transparencia de su nombre, la musicalidad lograda a
través de su nombre y de las figuras poéticas que la designan, muestran el
contraste entre la belleza, la trasparencia y la suciedad del medio.
En el poema “Cautivo
social”, crea el universo poético más estridente que la dignidad humana pueda imaginar.
Con pocos y hermosos versos:
“Sumergido en la
cajita
Destila el fuego
Urgencia animal
No discrimina,
viola
Reparte hambre,
miseria
Esperma
ignorante”
Rosalba crece
alucinando como toda niña adolescente una realidad ausente, la Alicia en el
país de las maravillas, sin embargo no le pertenece. La magia crece en los
versos llenos de movimiento, en los que se plasma un ritmo casi de danza:
En la calle
cortada
Aspira, se inspira, expira
Ronda su
diversión
Se ofrece y
busca
Monedas para el
viaje”
La realidad de
Rosalba es “vislumbrar aprendizajes” que surgen del amor salvaje, del alcohol y
de la miseria.
Las terribles
imágenes que muestra la realidad del paisaje urbano, propio de un sector
excluido de la sociedad, es tomado y amalgamado con imágenes líricas de
profundo sentido, creando el poeta un universo de belleza y de tristeza, que
involucra con cierta impotencia al lector.
En el poema
“Residuo no recolectable”: la indigencia de los seres, personas que brindan un
servicio piadoso, adjetivo metafórico, lleva una carga semántica que
parece gritar desde la quietud, la resignación y la categoría de “ornamento del
paisaje”, asignan el grado más alto en cuanto a la miseria soportable.
Despojados de
toda dignidad, aguardan sin expectativas, “debajo de cartones/tirita la
esperanza.”
“no recrea
fantasmas irreales
Es otro el
espanto,
Ilusiona
guardapolvos,
Calzados,
hogares dignos.”
El universo
poético representado en este poemario, se compone a través de la interrelación,
tal como lo ha estudiado Wordsworth del “ethos” y el “pathos”.
El “ethos”
significa “costumbre”, “imagen”, “rasgo”. Hoy se utiliza para referirse al
carácter de un individuo o actidud de un grupo o sector. (El grupo o sector de
los cartoneros).
Pathos “pasión”
en griego etimológicamente sufrir. Se utiliza para referirse a la cualidad de
alguien, que provoca sentimientos de pena o siente compasión por el otro”.
Entre ethos y
pathos se embriaga el autor para instalar su subjetividad en el sufrimiento, en
la pena, en lo que él mismo anuncia al comienzo del libro, apelando a que su
mirada coincida con la del lector. Y verdaderamente lo logra.