domingo, 6 de febrero de 2011
Arte: 1er. PREMIO Escultura
1er. PREMIO Escultura "Triunfo" - "Salón Regional de Verano 2011" - Movimiento de Artistas Independientes de Gualeguaychú.
SINTETICUENTO - Cuento breve
El espejo
Cada vez que pasaba frente al espejo del hall, se veía reflejado en dos imágenes en lugar de una sola.
Un día, se paró a la mitad del mismo y una de las dos imágenes siguió su camino.
La miró como se alejaba. Luego, sintió un dolor agudo en el costado que lo dejó en el piso cuando vio que al cruzar la calle, un auto la atropelló.
Cada vez que pasaba frente al espejo del hall, se veía reflejado en dos imágenes en lugar de una sola.
Un día, se paró a la mitad del mismo y una de las dos imágenes siguió su camino.
La miró como se alejaba. Luego, sintió un dolor agudo en el costado que lo dejó en el piso cuando vio que al cruzar la calle, un auto la atropelló.
Las Cartas del Dolor
Carta Nº7
Rubén, amigo mío:
como te adelanté en la carta anterior, continúo con la historia de la llegada a Buenos Aires donde para mi sorpresa, me esperaba el corolario de la bajeza del Ejército y del Estado.
Me cargaron como a ganado, como a elemento impúdico junto a mis compañeros en colectivos con los vidrios cerrados y tapados y en camiones cubiertos con lonas, para que no pudiéramos ver nada y nadie nos viera. Me dejaron en la Terminal de ómnibus a las cuatro de la mañana, cuando ya estaba cerrada, no había nadie. Me tiraron ahí como quien tira algo descartable, sin boleto o pase para el colectivo que me permitiera regresar a mi casa. Algunos pocos habían podido conservar algo de dinero que le enviaron sus familiares dentro de las cartas, y pudieron comprar el pasaje; otros, los consiguieron pidiendo un poco a cada amigo. Pero la gran mayoría, los que vivían en las provincias del norte, Chaco, Corrientes, Misiones y Entre Ríos, tuvieron que viajar como polizontes colgados de los trenes. Estábamos abandonados a nuestra suerte, enfrentados a la ignorancia de la sociedad representada en los guardas que no entendían, no sabían que regresábamos de esa guerra que en un principio avivaron con fervor y luego olvidaron con la misma pasión. Para ellos, su trabajo no tenía nada que ver con esa guerra y les impedían viajar gratis invocando que el Estado, que era en realidad quien debía hacerse cargo y arbitrar los medios del regreso. Solo a unos pocos les permitieron subir, pero en cada estación, surgían los problemas, se repetía el juego del policía y el ladrón cuando pasaba el guarda pidiendo los boletos. Bajaban de un vagón y subían a otro cuando ya había pasado.
A pesar de estos acontecimientos, lejos estaba de imaginar lo que vendría, eso fue sólo el comienzo de los problemas.
Hasta la próxima.
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