miércoles, 11 de noviembre de 2009

¿...?

¿...?
Somos la gran novela, creadores y protagonistas. Lo insondable dice:”somos artífices de nuestro destino”, pero analfabetos en el arte de vivir, de llevar la vida. ¿Dónde hay escuelas para aprender?, ¿qué maestro tan sabedor de lo que sí, de lo que no?, ¿dónde está el diccionario del libre albedrío?, si a veces se me antoja que somos marionetas de ángeles caídos.
La vida es solo una libreta de viaje, cuando regresas a lo ya visto, nunca es lo mismo, las piedras cambiaron sus formas, el sol ya no alumbra las mismas aristas.
Vamos pintando las huellas, que perdure el nombre del que ha pisado. En vano, el viento que bate el almanaque con suavidad las va borrando a medida que los genes se renuevan.
A veces, quedan datos, escombros, un monolito quizás; una pizca de un rapto, una locura, vanidades. Sólo lo que quedó afuera; lo que había dentro, se desparramó en cientos de teorías. Ninguna sabe lo del después con certeza, tampoco lo de ahora cuando el amor es desquicio, la ausencia del otro es agujero, suicidio. No explican, diferencian a los locos de las artes, de los laburantes que no salen de la rueda que los machaca en el trapiche de la codicia. Asimismo, cada uno en su locura o en su miseria, tira migas a las palomas y se va con ellas cuando vuelan.