miércoles, 11 de noviembre de 2009

Palabras de lata

Palabras de lata
Gastó las palabras tiernas
detrás del mostrador
en cada parroquiano.

No le quedó ninguna
las gastó en banalidades
las dijo de compromiso
vacías por la causa de su tarea.

Cuando debían ser obsequio
devolver valores
buscó en el cofre del costado
solo halló chatarra
esos vocablos sonando a latas.

¿Qué palabras diría ahora
dónde encontrar las más sentidas?
Su corazón liviano, de espuma
va en busca de ellas
por donde anda el viento.

El leñador

El leñador
Mi padre circulaba en un camioncito por un camino vecinal, cuando encontró a un hombre caminando con un mazo de leña al hombro y lo levantó para acercalo al pueblo.
En un momento dado miró hacia la caja y extrañado, vio que el leñador viajaba con el mazo de leña sobre los hombros.
El hombre se excusó diciendo:"¡No faltaba más, demasiado que me lleva a mi y va a cargar con la leña también!"

¿...?

¿...?
Somos la gran novela, creadores y protagonistas. Lo insondable dice:”somos artífices de nuestro destino”, pero analfabetos en el arte de vivir, de llevar la vida. ¿Dónde hay escuelas para aprender?, ¿qué maestro tan sabedor de lo que sí, de lo que no?, ¿dónde está el diccionario del libre albedrío?, si a veces se me antoja que somos marionetas de ángeles caídos.
La vida es solo una libreta de viaje, cuando regresas a lo ya visto, nunca es lo mismo, las piedras cambiaron sus formas, el sol ya no alumbra las mismas aristas.
Vamos pintando las huellas, que perdure el nombre del que ha pisado. En vano, el viento que bate el almanaque con suavidad las va borrando a medida que los genes se renuevan.
A veces, quedan datos, escombros, un monolito quizás; una pizca de un rapto, una locura, vanidades. Sólo lo que quedó afuera; lo que había dentro, se desparramó en cientos de teorías. Ninguna sabe lo del después con certeza, tampoco lo de ahora cuando el amor es desquicio, la ausencia del otro es agujero, suicidio. No explican, diferencian a los locos de las artes, de los laburantes que no salen de la rueda que los machaca en el trapiche de la codicia. Asimismo, cada uno en su locura o en su miseria, tira migas a las palomas y se va con ellas cuando vuelan.